domingo, 31 de diciembre de 2017

FELIZ 2018

       
     Último domingo del año 2017, último día de un año que termina al terminar la semana, o al comenzarla, según como lo veamos. Último día para decir te amo en este año, para perdonar, para lamentar; último que es una palabra que suena a final y siempre trae un nuevo comienzo. En este caso, el comienzo de un nuevo año cargado de sueños, ilusiones y esperanzas, porque no importa cuán devastador y terrible halla sido el año presente, siempre la llegada de un nuevo año nos hace sentir que una nueva ventana se abre, que un nuevo Sol nos alumbra y que una nueva oportunidad nos espera. Y eso precisamente deseo para todos, una nueva oportunidad que nos ayude a enmendar errores, a cambiar hábitos nocivos, a mejorar nuestro estilo de vida con la intención de mejorar nuestra salud, una nueva actitud que nos lleve a alcanzar metas, a preparar en el presente un futuro mejor.
La vida nos da cada año un comienzo y somos nosotros los que, superando errores, modificando viejos patrones, cambiamos nuestro entorno y nuestro interior, porque el cambio es de adentro hacia afuera, de nuestro interior al mundo. Que seamos todos saludables, prósperos, venturosos y felices, y que el amor ilumine cada corazón.
¡FELIZ 2018!!!!

viernes, 15 de diciembre de 2017

NAVIDAD


 Fecha en que familia y amigos se reúnen a compartir con alegría, los une la diversión y el regocijo de estar unidos deleitando deliciosas comidas y  la oportunidad de recibir regalos y ver cumplidos algunos de sus deseos; pero como ya se sabe el verdadero motivo de la ocasión es el nacimiento del Mesías, el Rey de reyes, el Salvador: Jesús.
Este año en que, por las razones que sean nuestro país se encuentra dividido y convulsionado, socialmente hablando, este año como otros tantos años en al menos la última década, la fecha se aleja cada vez más de su verdadero propósito, y yo quiero hacer una plegaria:





Señor, Dios todopoderoso
Señor Dios que con tanta ternura
diste vida a tus hijos.
Únenos, únenos
en un abrazo de buena voluntad.
Que cada hombre, mujer o niño
sienta que, un hilo invisible
nos conecta al centro del Universo
donde radica el AMOR.
Si no podemos amar al vecino, al desconocido o al hermano,
al menos que la reserva de tolerancia en nuestros corazones
nos permita aceptar cada vida con sus propias decisiones
que respetemos y seamos respetados;
sólo así viviremos en paz.
Paz necesita el mundo
y paz te pedimos Señor
Ilumina nuestros corazones y mentes
para reafirmar lo que dijo Lucas: (2:14)
“Gloria a Dios en los cielos y en la tierra paz y buena voluntad entre los hombres”

¡Feliz Navidad y lluvia de bendiciones para el año 2018!

martes, 21 de noviembre de 2017



POR LA VIDA

La vida me ha dado todo y de todo.
Todo cuanto he podido anhelar, lo he tenido, lo he vivido. Quizás no de la forma en que yo lo hubiera diseñado, pero si del modo perfecto como Dios pone cada cosa en su lugar y en su momento porque no hay algo que suceda de forma fortuita. Todo tiene su propósito, tan sólo el estar aquí responde a una razón aun cuando no somos conscientes de ello.
Por eso cada deseo escondido en esos pensamientos que a nadie decimos, cada anhelo que nuestra alma acaricia cuando soñamos, cada ilusión de arcoíris esperanzador, cada beso fraguado en unos labios sin tocar. Todo, todo cuanto he podido imaginar y más, la vida me lo ha dado. Dios me lo ha concedido. Dios me ha concedido peticiones que no he hecho, Dios me ha dado regalos que no he pedido y por supuesto, Dios me ha dado lecciones en materias que desconocía.
Cada vez que descubro a Dios concediéndome algo que no he pedido, me reconozco como su hija y doy gracias por ello. Cada situación en la que mi corazón es lastimado, tambien doy gracias por la enseñanza y envío bendiciones al mensajero porque reconozco que todo se debe a un plan perfecto; no hay ni una hoja que se mueva sin que Dios lo sepa. Cuan bella es la vida y aún más cuando alcanzamos a ver la magnificencia de su creador.
Dios ha puesto ángeles en mi vida que con su amor endulzan mis días y jamás me abandonan ni aun los que ya no comparten mi plano terrenal y a otros ángeles que han tenido una misión antagónica y hasta cruel, enseñándome duras realidades que quizás no quería ver.
Somos tan pequeños que en nuestra debilidad está nuestra fortaleza, somos tan frágiles que nos quiebra la realidad; somos tan fuertes como el mismo Dios cuando confiamos en Él y tan firmes como sus designios porque en el libre albedrío que nos otorgó, nos dio el mejor instrumento de lucha: La oración. Y tambien nos regaló el arma que todo vence: Él perdón.
Cada embate, cada sufrimiento, cada enfermedad o dolor, mirado a través de los ojos del corazón, es una amorosa lección. No vivimos para hoy, vivimos el hoy para crecer en amor y sabiduría de espíritu.
Por eso hoy quiero agradecer a todos los que de una manera u otra han contribuido a mi escalera de vida, ayudándome a que así se desarrolle el plan de Dios. Y quiero una vez más decir:
 Gracias Señor

 Por la vida. © Tere Núñez

viernes, 27 de octubre de 2017




¿Y QUÉ SINTIÓ ELLA POR TI?

¿Y qué sintió ella por ti?
Qué sintió ella por ti que,
 sentiste de todo.
¿Qué aceleró su pulso?
¿Qué hizo que su corazón latiera a prisa?
Recuerdas esa mirada oscura
y tentadora como la noche,
abriendo paso a la aurora.
Recuerdas la humedad
de unos labios carnosos y dulces
donde amargura libaste en tiempo.
¿Es que ella vivió lo mismo que tú?
¿Es que ella conjugó la ternura y la ilusión?
O sólo cobró ventaja con pueril pasión.
Ella, ella…
ella la que con su sonrisa venció todo temor.
Ella,
ella la que con su abrazo estremeció febril tu corazón.
Ella…
La mirada que hechizaba
la voz que apaciguaba
cobijando en la almohada la vibración del dolor.
¿Qué sintió ella por ti?
Tú, sentiste que la tierra se detuvo
en el instante en que ella llegó.
Tú, sentiste que la creación los unió.
Ella, maga del día
bruja, hechicera de las noches.
Ella caudal infinito de cielo estrellado
arropando cometas
que recorrían en silencio cada ilusión.
Ella que hizo que tus poros respiraran
pura imaginación.
Ella que iluminaba la estancia
con el brillo de esas pupilas
que encerraron a tu alma.
Ella que partió
y el mundo se desboronó.
Ella que cerrando todas las puertas
se marchó.
Si, soy tu alma
y no tengo aun la respuesta

de tu herido corazón.© T.N

viernes, 13 de octubre de 2017

TIEMPO



Bohemia son proponérmelo,
errante
y sin reposo.
Llevo sueños en mis ojos
y dura realidad
en mis hombros.
La mirada se extiende al mañana,
desgarro día a día el presente.
Hay un cuerpo
en el que habito,
inyecto en mis venas
la fuerza del será.
Es una lucha informe
con pocas armas,
con miles de heridas
contra almanaque y ocasión.
Tiempo pido...
que es mi tiempo,
ni vencido,
ni vencedor.
Sólo quiero al tiempo
como mi aliado mejor© (Prosa de mis Amores)

martes, 19 de septiembre de 2017

POR SI MAÑANA

No estás,
quiero decir que nuevamente
retornamos al punto de partida.
Inevitablemente la vida continúa,
y con ella este afán milenario
de volver a encontrarte,
de creerme este cuento de que,
tal vez un día,
el destino se ponga de mi parte
y me devuelva de ti
las cosas que eran mías.
No fue
y es suficiente.
No tiene caso ahora
buscarle dueño a las culpas,
pensar en lo que hubiera sido.
Ahora espero en silencio las bondades del tiempo,
escudriño los rincones recogiendo pedazos
de esta historia inacabada.
Vuelvo a oír tu canción,
veo una luna que sí compartimos.
Con mis dedos despeino tus cabellos
mientras mis manos te recorren
suave y tristemente,
descubriendo señales de los años.
Voy por tu piel sembrando besos,
abro surcos donde plantar caricias
con la loca angustia de perpetuar instantes,
con el deseo de quedarme siempre.
Sé que no veré el mar contigo,
¿y qué importa?
En mis ojos está tu mirada.
Las luces del primer día
se han quedado encendidas.
Y aunque ya no será,
sigo andando tus pasos,
respirando tu aire,
adornando el corazón,
avivando el deseo.
Por si mañana,
quien sabe por qué razón
vuelvas a tocar mi puerta.© T.N (Prosa de mis Amores)

viernes, 25 de agosto de 2017

BUSCAR



Apagó todas las luces del apartamento, su vista repasó lentamente la habitación; cada pintura famosa, sus muebles de estilo español y desde el umbral del cuarto, a través de las ventanas, el mar. ¿Qué mar era este?, no importaba si sus olas le golpeaban como su propia soledad. Los arrecifes rasgaban sus pies, abriendo cada vez más la herida del tiempo. Los arrecifes que, son un reto al tiempo, así había pensado y como ellos quiso ser.
Años sin detenerse a hacer cifras, años de intensa y frustrada vida. Vida, lo que ella hizo de sus días. Días, sin saldo.
Cuando su mirada aún tenía reflejos de marionetas y sus manos se movían con los vivos colores de la acuarela, se mudó a este apartamento. La primera vez que cruzó su puerta fue invadida de amor, con destellos azules que terminaron al caer la primera tormenta y tras la oscuridad que le cegara, decidió no dejar jamás sus noches vacías.
Cayeron los años como caen las estaciones, uno tras otro, sucediéndose siempre, devastando almanaques, alimentando edades y arrugas. Cada amante una entrega, cada entrega una nueva pasión; quemando día a día ilusión y temor. Vivir sin prisa agitando al mismo tiempo, descorriendo cortinas de deseo, vibrando nota a nota la canción. Vistió sus noches de trigo o regalo besos a un argentino. Contempló a saciedad la silueta del varón, fuerte y erguido. Jugo al amor sin amar. Cada nueva cita ella regocijo su alma y su corazón; esperanza, espera o desesperación. ¿Qué buscaba? Quizás su destino, su motivo, su sueño, su ideal, pero ¿Cuál?



Ya al final, su vida acabada, aún con muchos años por vivir, pero encanecida el alma; conectaba en su memoria activa una cinta pregrabada de quejidos y lamentos, graduaba su cintura a ritmo de excitación y todos sus músculos suaves y relajados cambiaban de posición, según le guiara la mano de turno.
Para que después el vacío se precipitara sobre ella, el absurdo silencio de los sentidos, el enajenante ruido de moscas que agitaba en su cabeza. Todo esto ocurría mientras lentamente, con pasos imperceptibles llegaba el sueño. No podía pensar, ni podía impedir las imágenes que le llenaban. Quizás si al menos sonara el teléfono, aunque fuera un equivocado; algo que la sacudiera, tan siquiera un trueno. Pero la noche era plácida de estrellas y el silencio la seguía golpeando.
Y quien podía imaginar todo esto cuando la viera a la mañana siguiente, con la suavidad de una gaviota emprender vuelo surcando su ruta, sonriendo con gracioso mohín y entonando melodías. Su rostro radiante, gráciles sus gestos, dulce, pegajosa y hasta frívola su voz. Cada día la búsqueda, la incesante, la inacabada.
-        ¿Crees que encontrar es lo que me sucedió anoche? - preguntó alterada.
-        Gustavo es un hombre demasiado mayor para ti, eso ya lo sabías- respondió su amiga.
-        Sí, pero lo que no sabía yo es de las aberraciones sexuales que adolece- trató ella de explicar a Miriam, su única amiga y quien no creía en su búsqueda infinita- Adorablemente suave, sus músculos son duros, sobre todo para su edad, sus juegos excitantes, pero ¿sabes lo que me pidió?, masajes prostáticos.


-        Es que tú te acoges a todos los troncos, así tienes que encontrar una gran variedad de maderas y desde luego todas no arderán igual. Espera- le aconsejó Miriam.
-        La vida pasa demasiado veloz, no se puede perder el tiempo, sabes que no me gusta perder ni un minuto, ni tan siquiera durmiendo de más- le replicó ella- La vida no es más que una época de tránsito, por tanto, vale la pena vivirla plena de emociones y experiencias.
-        No se debe agotar así la juventud- señaló Miriam- Recuerdo que con esa frase terminé la conversación el día de tu divorcio, mira que han pasado algunos, cuantos años ¿eh? - ambas rieron.
-        Prohibido hablar de años- enfatizó ella.
-        Ya ves como da vueltas la vida- dijo Miriam.
-        Más bien, como nosotras damos vueltas en la vida- contestó ella con un tono de melancolía en su voz.
-        Tú te precipitaste, emprendiste una carrera contra reloj, como si el tiempo se te fuera a acabar.
-        Y el tiempo se me acaba- repuso ella.
-        Creo que aún estas a tiempo.
-        Querida, he de recordarte que el tiempo no es otra cosa que un invento humano, por lo que es capaz de destruirnos, ya sabes, el hombre tiende a su auto destrucción.
-        No me vengas con ese existencialismo pasado de moda y retrogrado. Hoy en día sabemos que la corriente de pensamiento que se impone es la del pensamiento positivo, afirmaciones, visualizaciones, y una gran fe que va desde la aceptación de que el ser humano vino a este mundo para ser feliz, hasta la sanación por imposición de manos y oraciones. La nueva era ya no es una teoría, lo mejor es que hoy es una corriente activa, vemos resultados- concluyó.
-        Me voy- dijo ella levantándose- cuando se habla demasiado también se pierde el tiempo. Sabes que te adoro- le dijo a su amiga soplándole un beso desde la puerta.
Disfrutó el trayecto a casa caminando por la amplia plazoleta que bordea el mar, se detuvo en un parque a observar a los niños jugar mientras sus madres vigilantes parecían muy felices, era una hermosa tarde azul y despejada, en la que sólo algunas nubes dibujaban el cielo, en lo que a ella se le antojó una pintura digna de exponer en el marco gris de su existencia.
Entró a su apartamento despojándose de los zapatos que, tiró al cerrar la puerta. Caminó con lentitud sintiendo la frialdad del piso de mármol en la planta de sus pies, fue derecho al ventanal; una pierna primero, luego la otra y quedó sentada en el borde con las piernas colgando hacia afuera.
“Esos arrecifes que me han acompañado, serán los que me guarden para siempre”, era el sonido de su voz interior tableteando dentro de su cabeza.
Miró al mar, aspiró profundamente, el olor a salitre invadía todos sus sentidos; dejó que la brisa acariciara su rostro y despeinara sus lacios y largos cabellos. Sus labios saborearon el gusto a mar. Cerró y abrió los ojos, moviendo sus parpados, abanicando con las tupidas pestañas sus profundos y enormes ojos color café que, se ahogaban en lágrimas. Lágrimas que nublaban sus ojos, pero no su visión. Con los ojos de mente podía ver la sombra de su vida. En verdad su vida estaba llena de sombras. La sombra de su feliz y extremadamente inocente niñez, la sombra de una adolescencia de muy corto plazo que, tras aquella violación sólo creo una mezcla de sombras en la que quedaron danzando sus días.
Y fue sólo una sombra lo que al vacío cayó. © Tere Núñez




martes, 1 de agosto de 2017

LA HOJA


Manuel era un hombre que vivía atado a una hoja, a una hoja de Yagruma enmarcada en un cuadro de terciopelo, dice él que para suavizar el recuerdo. El pasado tenía a Manuel atado como lazo firme en su cuello; su respiración se agitaba o se hacía lenta según se movía
o el lazo. Al contemplar la hoja Manuel podía ver los bellos
momentos que vivió con su María, la niña hecha mujer que él desposara cuarenta años atrás; leía en aquella hoja por su lado verde los votos que hicieran debajo de aquel árbol, “solo necesitamos de esta hoja para escribir nuestras vidas”; y si él viraba la hoja por su lado plateado leía las frases que pronunciara su suegro en ocasión del entierro de María. Y por tan fácil que se hacía la lectura; ahora de los tiempos alegres, por su lado verde; después de toda la tristeza, por el lado plateado, fue que Manuel enmarcó la hoja en el fino cuadro para sólo ver la cara verde y con esto recordar la felicidad. Felicidad  que leía, veía y contemplaba. Felicidad que sentía como suya, única y verdadera en un presente que, sólo existía en aquella hoja.
Bajo estas condiciones conoció Antonia a Manuel, una tarde que pasando debajo de su balcón el hombre pidió su ayuda para encontrar “El Regreso”, nombre por el que se conocía la única casa de huéspedes del  pueblo, un pueblo pequeño en dimensiones pero inmenso en la profundidad de los corazones de sus habitantes, o así decían los forasteros que siempre querían regresar a El Rincón, el pueblito querendón.
Antonia nació y ha vivido sus sesenta y cuatro años en la misma calle adornada de sauces que son emblema de la fortaleza de este pueblo según dicen sus habitantes. Antonia crío a sus dos hijos en un ©apartamento de segundo piso con balcones exteriores luciendo siempre azucenas y claveles. Antonia no es ni fue una mujer bella, pero posee unos   divinos ojos verdes, envidia aún de las más hermosas del pueblo. Y estaba Antonia una tarde parada en el balcón,  deleitándose con el vuelo de las aves que volvían a sus nidos como cada tarde a la puesta del sol, cuando una voz dio un vuelco a su corazón.
-        Señora por favor.
-        Diga usted-contestó al caballero canoso que desde la acera se dirigía a ella.
-        Estoy buscando la casa de huéspedes.
-        Pues la única que hay es dos calles más abajo a la izquierda, allí vera usted el cartel.
-        Gracias-dijo el hombre continuando su camino.

Antonia había quedado viuda diez años atrás, y sus dos hijos hermosos y fuertes varones ya vivían sus propias vidas. Juan se hizo marinero y Miguel se casó con una chica de un pueblo vecino y allí se fueron a vivir. Ella, Antonia, para ayudarse con los gastos y por entretenimiento también era la que se ocupaba de las comidas en “El Regreso”.
Cada día al amanecer Antonia llegaba a preparar el desayuno para los huéspedes y se encontraba a Manuel, sentado en un banco del patio central contemplando su Yagruma. Parecía no haber dormido, sus ojos rojos  y entristecidos, su mirada perdida y atribulada. Ella daba los buenos días y él nunca contestaba, ella le llamaba para el comedor; estaba listo el desayuno y él ni siquiera se  volteaba a mirar. Aquel hombre no comía, a media mañana se retiraba a sus aposentos y no se le veía más hasta la mañana siguiente en que ella le encontraba en la misma posición.
Una tarde a la hora vespertina cuando ella se marchaba, saliendo por la puerta principal, giro en redondo, subió las escaleras y tocó en la puerta del cuarto de Manuel. Él no respondió, ella bajo de nuevo las escaleras y en la cocina cogió el mazo de llaves y volvió a subir las escaleras, tocó su puerta de nuevo y como él no respondía, abrió sin pensar más. Allí sentado en el suelo junto a su cama estaba el señor con la hoja de Yagruma entre sus manos. Lloraba.
 Ella se sentó a su lado, él no se inmuto. Ella le dijo muy quedamente:
-        Habla buen hombre, te escucho, tienes que confiarme lo que tanto te abruma.
-        Todo lo perdí, mi esposa, mis hijas, dos bella sirenitas que eran mi alegría – y así, ensimismado en su hoja, como si realmente leyera en ella, su vida contó. Manuel había perdido a su familia en un trágico accidente mientras paseaban en un bimotor bordeando la costa.
-        Dime tú ¿Por qué Dios me dejó vivir después de seis meses? La compañía de mi familia todo ese tiempo me hacía muy feliz. No estábamos vivos, ya lo sé, pero compartíamos la maravilla del amor, yo las sentía, ellas me daban su ternura y de pronto abrí los ojos y todo terminó.
     -   Hombre, tu tiempo no ha terminado, ellas están en un estado de éxtasis y
         Felicidad que ya tú experimentaste, ya lo has dicho. Dejalas ir, no las ates con 
         Tu sufrimiento, no las angusties con tu dolor. Aun puedes ser feliz, esa es tu
          misión, para eso estas de regreso.
Antonia se levantó lentamente, pasó su mano por la canosa cabellera de Manuel, besó sus mejillas y le dejó solo con sus recuerdos.
Durante los siguientes días, Manuel bajó a desayunar cada mañana. La miraba, le daba los buenos días y se sentaba. Ella le servía su comida y no se cruzaban más palabras. La tarde repetía la escena mañanera, y así día tras día. Él no tocó nunca más el tema y ella dió por olvidada la conversación.
Como todo pueblo pequeño, los rumores corrían  y  él era la comidilla del lugar. Después de desayunar salía, nadie sabía a donde y regresaba a la hora de comer, parecía tener buen apetito y una vez saciado este, Manuel se retiraba a su habitación hasta la mañana siguiente.
Antonia se sentía a gusto porque  aunque nadie lo sabía,  era ella, al menos eso creía la responsable de que aquel hombre no hubiese muerto de inanición, sólo le intrigaba la idea de la hoja de Yagruma y tanto buscó que al fin encontró  una explicación. La chica de la limpieza le contó que cuando ella hacía el aseo de la habitación, él tomaba el cuadro y le decía que sólo él lo tocaba porque su esposa le había encomendado ver la vida de ellos en esa hoja. Hoja que ya Antonia sabía que era aterciopelada. Hoja que al tener un color por un lado y otro por el otro, a Antonia se le antojaba que representaba dos caminos, o dos partes de una vida, o dos aspectos: la tristeza por el reverso que era plateado y la felicidad y la dicha por el anverso que era verde. Conclusión, ella había desentrañado el misterio. Así funcionaba el cerebro de esta mujer.
La tarde era plomiza y el cielo anunciaba borrasca. Antonia hubiera querido marcharse más temprano pero ya que no pudo, sabía que pasaría el mal tiempo en El Regreso. Estaba en la cocina preparando un asado para la hora de la cena y el ruido del viento le impidió oír los pasos que se acercaban tras de ella.
-        Antonia ¿me quiere acompañar?- dijo Manuel en tono muy bajo.
-        ¡Jesús!- exclamó ella- me asustó usted.
-        Perdóneme, no era mi intención- respondió apartándose un poco del contacto del cuerpo de Antonia que al virarse tropezó con él- ¿me acompaña?- dijo él tendiéndole la mano.
-        Pero, ¿adónde quiere ir usted?
-        Sólo venga, yo merezco su confianza  pues yo he confiado en usted- respondió halándola sutilmente.

En un santiamén estaban en la azotea, el viento batía fuerte por lo que él la tomo del talle para sujetarla. Antonia quería protestar, pero no lo hizo. Él, la guío hacia detrás de la salida de la escalera, allí el aire no molestaba tanto, se sentó en el suelo y le indico hacer lo mismo. Ella obedeció.
Por unos minutos el silencio se apoderó del lugar, ella lo miraba curiosa y quizás un poco asustada. Él sacó la hoja del cuadro y la miraba unas veces por lo verde, otras por lo plateado. Miraba fijo a la hoja.
-        ¿Qué ves?- preguntó Antonia.
-        Veo que pasa toda mi vida en sus venas, en cada minúsculo detalle de esta hoja, en la fuerza de su color- contestó el.

Manuel miró a Antonia a los ojos, la miró con una penetrante y tierna mirada.
¡Puff!, tiró la hoja al viento. Observo como aquella hoja cobraba vida moviéndose hacia delante, hacia arriba, elevándose sin pausa hasta quedar posada en una nube. Entonces él sonrió
Ella le tomó de la mano y entraron de nuevo. © T.N




martes, 18 de julio de 2017



                             NUESTRO ESPACIO

                                Visitaremos el espacio interior
                                vislumbraremos
                                lo que nadie soñó,
                                viviremos el enajenante espacio
                                de los buscadores de estrella
                                de los navegadores del sol.
                                y allí ,
                               donde nadie ha llegado
                               donde el tiempo se acaba,
                               haremos el amor.© T.N 

miércoles, 28 de junio de 2017

EMPEZÓ

El sol le dijo a la luna
bendito espacio
en el que habitamos
tú y yo.
La luna le respondió
ni el amanecer,
ni el ocaso
pueden opacar este amor.

Nos vimos por un instante
y la eternidad
se forjó.

Que extasiante momento,
que sublime inmensidad
si cuando nos tropezamos
la vida comenzó. © T.N

martes, 2 de mayo de 2017

DAMA DE OTOÑO




En aquella época tenía yo 17 años y mucha confusión. Los chicos me atraían como te atrae una flor, una melodía, el canto de un pájaro, el mar o un paisaje. Las chicas me hacían sentir la humedad de las olas rozando el cuerpo; la impresionante aleación de los sentidos al oler su perfume, la vibración de cada nota en cualquier melodía. Vaya si eso era diferente, diferente y muy confuso.
Nada sabía del amor y romance era lo que leía en las novelas. Mi mundo estaba más centrado en los estudios, el deporte y mi pasión por escribir. Unos años atrás me había besado un chico, uno que me encantaba mirar pues tenía ojos de verde primavera y su melena despeinada hacía pensar en olas blancas que se revelaban sobre una sonrisa sin igual. ¿Qué sentí? Pues raro, eso fue lo que sentí.  No hubo mariposas que revolotearan mi estómago, ni caballo que galopara a mi corazón, pero fue agradable por el simple hecho de que a partir de ahí yo ya era mayor, bueno había sucedido algo que sólo le sucede a los mayores, al menos así pensé,  tenía yo 13 años  de edad.
Más allá de aquella única experiencia sentimental, o más bien labial, no volví a pensar ni desear algo relacionado con el tema, pues el galán de ensueños, cual pirata aventurero surco los mares y se fue a vivir a otro país, otro mundo y finalmente a otra dimensión. Literalmente a otra dimensión.
Acababa yo de ingresar a la universidad, frustrada, desanimada y sin ilusiones, ya que, por una arbitraria regulación, de las tantas que se imponían en el país de los absurdos en que me tocó nacer, tenía que estudiar una carrera que para nada me interesaba.
Mi aire de independencia lo ventilaba trabajando para sentir que controlaba mi vida, y allí en una oficina fría, repleta de cálculos y números, de estadísticas y gráficas, apareció ella; era una gacela, era una reina cual corona era su garbo y su majestuosidad. Yo, adoré de ipso facto la economía, carrera que estudiaba y en la cual ella era una erudita.
Creo que mi cerebro dejó de generar ideas, mis pensamientos de algún extraño modo los regía mi corazón que en ocasiones me hacía pensar que se saldría de mi pecho y en un vuelo intrépido alcanzaría la ingravidez. Mis días eran luminosos con Sol o sin él; aprendía cada hora algo diferente, quizás no del trabajo pero si de esta Dama a quien di a llamar Su Majestad. En las tardes a la salida de la oficina me las ingeniaba para que ella me acercara a la Universidad y más que un recorrido en automóvil, era para mí un paseo en el carruaje azul de la mano de mi Ada. Me concentraba en mis estudios, mis notas eran más que buenas, no porque al fin estuviera interesada en la materia, pero quería su aprobación, ver en su rostro una espléndida sonrisa al felicitarme por mis logros; eso era un premio mayor.
Muchas cosas cambiaron a partir de ahí porque una vez que logré visitarla en su casa, compartir su privacidad, la compañía de personas de mi edad ya no llenaba mis expectativas, los jóvenes eran insulsos, inmaduros y tontos; así sin más. Con ella conversaba de cosas más profundas, los temas podían en una sola tarde ir de la ilusión óptica a la creación del universo, pasando por Aristóteles o Plantón; la Antártida o la teoría de la relatividad, y así mismo pasábamos de una charla fluida a un silencio en el que la imagen de nuestras miradas llenaba la habitación en una especie de comunicación extrasensorial, en la que yo sentía como salía de mi cuerpo y tocaba el abismo del éxtasis. Ella, en verdad no sabía yo que pensaba o sentía. Ella fue siempre un misterio, siempre cubierta por el velo opaco de lo indescifrable, que atraía aún más mi atención; hasta un día en que, llovía a cantaros, habíamos quedado atrapadas, sin luz eléctrica, en una pequeña garita en el parqueo de la oficina, ella se descalza y rozando muy leve y sutilmente el dorso de su pie con mi pierna, me pregunta: ¿qué sientes por mí?
Yo que había creído ser elocuente, no supe que contestar, es más me repetí la pregunta en silencio ¿Qué siento por ella? La pregunta, el roce de su piel, la profundidad de su mirada, todo el marco de esta escena estalló en un trueno dentro de mí y respondí: No sé, ¿admiración?

Vi frustración en su mirada, retiró su pie, sonrió con irónica decepción y respondió: Si, eso pensé, pero por si acaso hay alguna confusión será mejor que nos veamos menos y te reúnas con personas de tu edad.© T.N

viernes, 21 de abril de 2017


 

                     SOMOS
Somos
lo que más allá del tiempo
rompe las barreras del espacio.
Somos
el camino paralelo
las vigas del riel.
Somos
el encuentro
la permanencia
y el ser.
Somos
uno solo en dos.
Somos
dos en uno solo.
Somos el árbol y la tierra
somos el mar y su espuma
somos el poeta y su verso
el cantor y su guitarra
el pintor y el paisaje,
somos la música y la armonía.
Somos el latido
 y la vida.                        Somos. © T.N (12/28/1991)                                                                             
                                                

lunes, 13 de febrero de 2017



SOPLO
Fue un soplo,
un viento acariciador
lo que alentó mi sonrisa.
Breve encuentro
que fugaz me enlazó.

¿Cuánto quedó sin decir?
¿Cuánto guardo el corazón?
¿Cuánto calló el propio silencio?
sin ocasión de expresión.

El leve suspiro
que nuestro aliento unió,
dobló el recodo
y en el abismo se hundió. © Tere                                            

domingo, 29 de enero de 2017

GÉNEROS LITERARIOS


Cuento. –
Es una narración breve basada en hechos que pueden ser o no reales, con muy pocos personajes y una sola trama. Su objetivo es despertar reacción emocional en el lector. Puede ser narrado, con diálogos o una descripción.
En palabras de Julio Cortázar quien fue un maestro en este género: “El cuento gana por Knock out, mientras la novela por puntos”.
El cuento recrea una situación, la novela mundos, conflictos y personajes.
La palabra cuento proviene del latín COMPUTUS, que significa que cuenta un hecho, un chiste, un chisme. El cuento puede ser popular, es decir que pasa de boca en boca o literario, el cual tiene un autor y es por escrito.
 El primero de que se tiene registro es: “Libro Mágico” o “Texto de las Pirámides” y esto data del 3050 AC.
El cuento tiene unidad de efecto, característica que comparte con la poesía; es decir está escrito para ser leído de corrido de principio a fin.
Existen diferentes tipos de cuentos entre los que están: Ficción, narrativo, argumentativo, infantiles, realismo mágico, y otros.
En sentido general se considera que el cuento ha de tener entre 2000 a 7500 palabras, sin embargo, en la categoría de cuento- relato tiene 1000 o menos y como Novelette o cuento largo entre 7500 y 20000 palabras. Ya que por otra parte una novela corta tiene entre 20000 y 40000 palabras. Otra de las diferencias entre ambos géneros y quizás una de las más determinantes es que, la novela desarrolla a fondo al menos un detalle de la historia mientras en el cuento es la historia en si la protagonista sin profundizar en los detalles.
Y sólo por mencionar algunos de los escritores más sobresalientes en el género: Edgar Allan Poe “El retrato Oval”; Antón Chejov “La Dama del Perrito”; Charles Perraut con el inolvidable “Pulgarcito”; Ernest Hemingway “El canario como regalo”; Jorge Luis Borges “El jardín de los caminos que se bifurcan “y Alice Munro quien fue la decimotercera mujer en recibir el Nobel de Literatura por su destacado trabajo en relatos como “Dunas de Júpiter” y “Secreto a Voces”.


sábado, 21 de enero de 2017

VISIÓN

Recorriendo la ciudad, calles alumbradas, callejones a oscuras, mirada al suelo, pensamiento al cielo. Así, sin mas volaba su imaginación. De pronto una luciérnaga le detuvo. Él la miró, ella sonrió.
El pasaje de un ayer que tenía dormido se hizo presente y vio que en el arroyo, desnuda y tierna su amada se ahogó.
La luciérnaga que leía su mente, palideció y él que de pronto la reconoció, llorando le dijo:

- Llegué tarde, perdón.


sábado, 14 de enero de 2017

DEPENDE DE TI

                                                            La melancolía
                                                                    entra a mi vida cuando tú no estás.
                                                                    La tristeza
                                                                    quiere anidar
                                                                    cuando tú te vas.                                                                      

                                                                   El recuerdo me late en la sien,
                                                                   y el corazón quiere estallar.
                                                                   Hay nubes revoloteando
                                                                   en el cielo de mi pasión.
                                                                   Arroyuelos desnudando
                                                                   el destello y el fulgor.

                                                                   La vida nace,
                                                                   la vida muere
                                                                   cuando tú vienes y vas.

                                                                   Quiero atraparte,
                                                                   retenerte,
                                                                   y te vas.
                                                                   Ven a mí,
                                                                   permanece,
                                                                   reconforta mi ansiedad.

                                                                  Lirios de melancolía me acompañan si te vas,
                                                                  tu llegada es alimento al volcán
                                                                  que este sentimiento sembró con tu andar.

                                                                  La melancolía 
                                                                  entra a mi vida cuando tú no estás.
                                                                  La tristeza
                                                                  quiere anidar
                                                                  cuando tú te vas.© T.N
                                                                  











70 Años

  Arribo a la década siete siete escalones del aprendizaje siete mares recorridos siete.   Y setenta son muchos, o quizás son tan pocos porq...