miércoles, 29 de febrero de 2012

BOTADO DEL CIELO A PEDRADAS



   
 Llegó a la colina y habló con el viento
¿Quiero saber sobre el perdón? ¿Cómo puedo perdonar?
El viento susurró sereno y cálido en su espalda:
“Sé que te agrada mi voz cuando apacible sopla a tu costado, cuando mi vuelo alivia tu calor. Pero sé también que me odias, que detestas mi ser, cuando enfurecido te empujo, cuando con violencia ciego tu vista con mi fuerza. ¿No es todo esto cierto?
-         Si, tienes razón, pero por favor, dime, ¿cómo puedo perdonar?, ¿Qué es realmente el perdón?
“Deja eso para después. Piensa ahora que, cuando eso sucede te alejas de mi enojado y entonces dime ¿qué haces al encontrarme de nuevo a la mañana siguiente?”
-         Te saludo.
“¿Por qué?, si estabas enfurecido conmigo, si no me querías”
-         Porque ya para ese entonces, lo olvidé.
“¿Por qué lo olvidaste?”
-         Porque te acepto tal cual eres y sé que no hay mala intención en tu furia, sólo es parte de tu naturaleza.
“Ya ves, tu mismo te has respondido como perdonar”.

El ángel caído siguió en su recorrido, buscando, siempre buscando. De forma inusitada había abierto los ojos esa mañana y se encontraba solo, no conocía el lugar, y además no recordaba quien era, ni de donde venía. Su mente sólo tenía     
 
preguntas y sentía que era urgente encontrar las respuestas, sabía que de esas respuestas dependía todo. Necesitaba respuestas o enloquecería.
Trataba de pensar y sólo podía escuchar una voz interna dentro de él que repetía las preguntas, ahora sabía que era una a la vez. La primera martillante pregunta ya había quedado resuelta. Ya sabía como perdonar, ahora tenía que llegar al mar, no sabía donde encontrarlo pero seguía caminando en su búsqueda. Cerró sus agotados ojos  y al abrirlos vio ante sí un inmenso océano que fuertemente batía  con oleaje huracanado.

-         Por favor, necesito saber el significado del ODIO- dijo él.
-         El odio eres tú- respondió el embravecido mar.
-         No estoy para bromas- aclaró él.
-         El odio eres tú- repitió el mar.
-         Sé que mi vida depende de esta respuesta, por favor, háblame- pidió él suplicante.
-         Tú eres el odio- grito el mar aun más fuerte.
-         Habla, sé que tienes la respuesta- gritó el ángel lleno de desesperación.
-         Tú la conoces mejor que yo.- dijo el mar mientras se acercaba.
-         ¿Te crees invencible? Sabes que aunque quiera borrarte no puedo, pero óyeme bien; si puedo pedir que el sol caliente tanto que te seques, puedo implorar a los dioses para que te conviertas en sal, porque al final sólo eso eres.
-         ¿Qué sientes por mí?
-         Siento unas profundas ganas de aniquilarte.
-         Ya sé-dijo el mar envolviéndole con una enorme ola, el ángel se debatía entre la vida y la muerte, agitaba sus brazos tratando de defenderse. Otra ola lo llevó a la orilla y allí quedó sin fuerzas.
-         El hombre esta a merced de la naturaleza y no puede ni con él mismo- se alejó la ola riendo.
-         Algún día te venceré- dijo el ángel alejándose de la orilla.
-         Me amenazas, me temes, quieres hacerme desaparecer, en otras palabras: Me Odias.
-         Si te odio- gritaba el ángel- Te odio maldito.
-         Me odias porque me temes, y es así con todas y cada una de las cosas que odias porque el odio no es más que Temor.

El ángel cayó en un profundo sueño, fruto de la satisfacción de haber encontrado la respuesta correcta, entonces la voz interna cesó y el ángel pudo descansar.
Se hizo de noche y la noche despertó al ángel preguntando.
-         ¿Tienes miedo?
-         Claro- dijo el ángel espantado al oír la voz que le llamaba, sentía extraños ruidos y no podía ver ni sus manos.
-         Y, ¿ya sabes qué es el temor?
-         No, pero, ¿cómo sabes tú que necesito averiguarlo?, además ¿quién eres?
-         La noche, la oscuridad.
-         Si, eso ya lo sé y me asustas.
-         Entonces sabes lo que es el temor, es eso que estas sintiendo.
-         Si, es desconfiar hasta de mi propia sombra, es no saber que camino tomar.
-         Bien, pero para eso hay una solución- dicho esto y salió el sol en el horizonte.
-         ¡Qué bien!, esta llegando el amanecer- dijo el ángel jubiloso.
-         Si, se hace la luz y se va el temor, ¿sabes por qué?
-         Porque nuestros pasos son seguros cuando hay luz.
-         Porque la luz- explicó la claridad- te deja ver la verdad y la verdad te da confianza y confianza es lo que el amor inspira.

Viento, Mar, Oscuridad y Claridad, todos a una dijeron:
“Ahora ya sabes que, el Amor produce la Fé que, es lo opuesto al Temor que, es el que produce el Odio y que el Perdón, es fruto del Amor.”

70 Años

  Arribo a la década siete siete escalones del aprendizaje siete mares recorridos siete.   Y setenta son muchos, o quizás son tan pocos porq...