jueves, 14 de agosto de 2008

Laberinto II

II

Ella contemplaba la radiante mañana desde el ventanal, mientras Tomas la contemplaba a ella, lentamente la recorre; su pelo color caramelo que le cubre los hombros en una caricia sedosa, sus largas y tupidas pestañas abanican aquellos almendrados ojos café, en su perfil destaca una elegante nariz aguileña que tan perfectamente combina con sus carnosos labios con ese sensual y provocativo abultamiento en la zona del labio superior que es mas que una tentación lo que provoca esta hembra color canela claro que a sus 34 años tiene medidas perfectas y ¡que piernas, coño!, ¿me estará gustando?, se pregunta a si mismo.
Ella voltea a verlo.

- Tus ojos están tristes- dijo Tomás entrando en la habitación.
- Mi vida esta triste- responde Tua.
- Ven, en lo que dormías encontré un sobrecito de Té de Manzanilla en una de las gavetas de la cocina y preparé un desayuno espectacular.

Ella se separó del ventanal para contestar el teléfono que estaba sonando.

- Dama de la noche-dijo una voz femenina del otro lado.
- No mas, ya lo sabes- respondió Tua.
- Un Tocororo me contó que te vieron con un galán.
- Ese Tocororo a pesar de ser el ave nacional, con un bellísimo plumaje azul y rojo, y tener un canto muy monótono, es además de pájaro un chismoso. Si, me acompaña un amigo. Pero, bueno, ¿Cómo estas?
- Yo bien, ¿Qué haces hoy?
- Deambularé por mi ciudad.
- ¿Necesitas algo?
- No, gracias, ¿Cuándo regresas?
- A tiempo, tenlo por seguro.

Eran apenas la nueve de la mañana cuando terminaron de desayunar, si es que así se le puede llamar a compartir dos galletas de sal y una taza de té de manzanilla.

-Al menos es muy digestivo- dijo Tomás
- Vayamos a recorrer las maravillas de esta ciudad- propuso ella.
- Oye que yo soy de aquí y me las conozco muy bien- respondió él.
- Sin embargo, pese a que yo llegué a los 17 años estoy segura que puedo mostrarte cosas que no sabes- alegó ella.

Mientras trataban de coger un camello (ómnibus doble construidos con carrocería de camiones engarzados con un frente de cabina y motor) el caluroso día les golpeaba, el aire era caliente y la paciencia se iba deteriorando, pasando uno, dos, perdieron la cuenta sin poderse montar.
- Las princesas debían tener su carruaje propio- comentó Tomas
- En este país no hay princesa, “mi rey”-respondió ella.
- Mira- señaló él- ese viene un poco mas vació, pon un pie en el escalón que yo me encargo de subirte- dijo empujándola.

Ambos apretaron y atropellaron a los pasajeros. El olor acre del sudor y otras yerbas aromáticas los mareaba, era tanta la cercanía entre un pasajero y otro que ni siquiera era necesario sujetarse para no caer.

- Gracias a Dios que solo son 5 paradas- comentó él.
- De regreso caminaremos- repuso ella.
- En este jodido país- dijo él mientras se tiraban, literalmente del camello-cada día el transporte esta peor, es pésimo.
- No puede ser pésimo algo que no existe y “este jodido país”, es una redundancia gramatical, sólo hay que decir este país y ya todos sabemos que esta jodido-aclaró ella.

Caminaron en silencio por unos minutos,”desde niña siempre fue mas fácil dejar las decisiones importantes para mañana, pero esto no es mi decisión, es mas, ya esta decidido”, pensaba Tua cuando Tomas la aló bruscamente al cruzar una bocacalle

- Hey, ¿dónde está tu cabecita?, ¿no te enseñaron que al cruzar las calles se debe mirar para ambos lados?- dijo él salvándola de ser atropellada por un ciclista.
- Empezaremos recorriendo La Plaza de Armas- dijo ella sin prestar atención a lo que había sucedido- seguro que sabias que en la época colonial fue el centro de la vida publica de La Habana y que en ella tenemos el monumento llamado El Templete.
- Veo que comenzó mi clase, si, claro que eso lo sé- repuso él.
- Y seguro que también sabes que este monumento conmemora la ciudad en su sexto asentamiento que fue como tal fundada como San Cristóbal de La Habana, porque antes de este emplazamiento estuvo en la costa sur y también junto al río Almendares, en lo que hoy llamamos Puentes Grandes, que los indios llamaban Casiguaguas y donde hoy se conservan los muros de contención de lo que fuera una insipiente represa, por cierto la mas antigua del Caribe.
- Bueno algo de lo que dijiste sabía y otras cosas no, pero en fin, sigue-contestó Tomas.
- Pero lo que no sabes es que la inscripción, casi borrada y que fue escrita en latín da fe de que en el lugar hay un árbol, La Ceiba y que bajo su sombra se celebró la primera misa cuando el Cabildo recibió los privilegios de ser Villa, “Detén el paso, caminante, adorna este sitio con un árbol, una Ceiba frondosa, mas bien diré, signo memorable de la prudencia y antigua religión de la joven ciudad”-leyó ella.

70 Años

  Arribo a la década siete siete escalones del aprendizaje siete mares recorridos siete.   Y setenta son muchos, o quizás son tan pocos porq...