sábado, 25 de septiembre de 2010

ANDREA BIEN MERECE UNA MISA VIII

- A propósito-dijo él dándole un sobre- estos son tus honorarios.
Ella tomo el sobre, lo abrió y más aún abrió sus vivarachos ojos color café
- Esto no puede ser cierto- exclamó-¿Quién nos pagó?
- Nos pagó Tony, pues al final y pese a que él no pensaba reclamar la herencia, la recibirá y entonces podemos decir como en los cuentos infantiles: colorín...
- No, no- le coartó ella- aquí, después de tanto susto, intriga y engaño, diremos con una gran sonrisa: Andrea, bien merece una misa.

viernes, 10 de septiembre de 2010

ANDREA BIEN MERECE UNA MISA VII

- Tony el que conocíamos fue un invento del marido de Andrea. Este tipo estaba tras el dinero de Andrea, sabiendo de las crisis nerviosas que su mujer padecía le pagó a este doctor Fernidandi, aquel que vino poco antes del último viaje de ella a Suiza, este tipo le recetó al parecer, y esto está aun en proceso de investigación en Suiza, ciertos fármacos que aceleraron su enfermedad.
- Espera- interrumpió ella- la carta que Michelle le escribió- él la calló con un ademán.
- En efecto, al parecer los planes de este ambicioso hombre eran enloquecerla, internarla y administrar su fortuna, que además pensaba compartir o más bien disfrutar con Michelle, pero al esta enterarse, escribió esa nota en la que no sólo le pedía perdón a su amiga por haberla engañado sino que le decía los planes del señor Lujan, planes que ella no compartía, ella sólo tenia una relación pasional con él sin la mayor trascendencia.
- Le costó la vida esa relación- recalcó Ibet.
- Bueno, le costó la vida su acto de decencia, porque la cosa fue que él la pillo escribiendo la carta, no esta sino otra que él rompió pero que decía lo mismo.
- Esa fue la discusión que Miriam escuchó” eso es un delito”- repitió Ibet
- Exacto, hoy estas muy alerta y atinada- comentó él.
- No creas, no acabo de entender es cómo se enteró de lo del hijo-
- Ah, eso fue casi una casualidad, cuando él se la lleva a Suiza, aparentemente por ordenes del doctor, los medicamentos que le aplicaban la pusieron tan fuera de si que deliraba y en su delirio habló de un hijo, también mencionó el nombre de Antón, pero lo único que sacó en claro Lujan, después de mucho averiguar fue que, el dichoso sacristán le dijera que el niño había muerto.
- ¿Y el testamento?- indagó Ibet.
- Cuando ya Andrea estaba recluida en esta clínica, Lujan quiso cubrirse las espaldas, pensando que quizás el sacristán mentía, le hizo firmar un testamento que por supuesto no tiene validez alguna, esa pobre mujer ya para ese entonces estaba totalmente desquiciada.
- ¿Cómo murió?
- Esa es otra historia. El doctor Antón Dapue, ¿tienes café?- preguntó Oscar- creo que esta parte es la que más te va a gustar- suspiró- es tan romántica- dijo en tono burlón.
- Esta bien, nada más porque yo también lo necesito- dijo ella en camino a la cocina- pero no pares, tú puedes hablar en lo que yo lo preparo.
- Sí, que así sea- dijo resignado- Hace muchos, tantos como 21 años, Andrea había tenido su primera crisis nerviosa, fue cuando le diagnosticaron su trastorno bipolar, ella se encontraba en un centro de esquiar en Suiza y allí conoció al recién graduado Antón que para aquel entonces hacia practicas medicas en dicho lugar, ya sabes, atendiendo a los que se lesionaban o algún huésped que se enfermara. En fin que, a pesar de que ella recurrió a él como paciente, terminó como amante, según recuerda él vivieron un romance digno de película de hollywood y el fruto de ese amor es Tony.
- Si fue tan bello el idilio, ¿Qué paso?- preguntó Ibet sirviendo el café.
- Ella, Andrea estaba comprometida para casarse con Lujan, a quien por supuesto ella no quería pero su padre así lo había decidido.
- Por favor- interrumpió ella de nuevo- en este siglo. ¿No podía ella haberse negado?
- Al parecer estas dos familias tenían deudas pendientes, los Lujan y los Calzadilla habían tenido negocios en el pasado y el padre de Andrea había dejado sin un peso a su socio por lo que era el matrimonio de su hija o la cárcel, bueno no me mires así, estoy repitiendo lo que según Antón, Andrea le contó. El caso es que ella lucho un poco pero finalmente no le dijo a su padre lo del embarazo y Antón le pidió quedarse con el niño. Ella accedió pero los remordimientos le acababan. Cada vez que viajaba a Suiza era con la esperanza de tener el valor de decir la verdad, cosa que nunca hizo.
- Ok, hasta aquí el drama amoroso, ahora dime, ¿Cómo murió?
- Esta última vez que le ingresaron, Antón estaba haciendo un trabajo en la clínica mental del distrito montañoso y la vio, como Lujan no le conocía, él se las agenció para llevársela para su propia clínica, desgraciadamente cuando esto pasó ya Andrea tenia muy débil el corazón producto de los medicamentos y aunque el doctor Dapue le cambió todo el tratamiento y en cierta forma ella se empezó a recuperar, al cabo de dos años, murió
- Pobre mujer, tanto dinero, tanta popularidad y que vida tan desgraciada- Ibet quedó pensativa- y lo que más me duele es que haya tenido remordimientos; es verdad que cometió- ella iba a continuar con sus elucubraciones, pero Oscar la interrumpió.
- Al final, siempre la vida nos recompensa de alguna manera Ibet, cuando Antón se la llevó, ya el marido no volvió a aparecer, ya tenia su testamento, pensaba que el hijo estaba muerto como le había dicho el sacristán y a propósito antes de que me preguntes, el chico mató al sacristán porque este se había echado para atrás y quería contar la verdad. Pero esta es la mejor parte, Antón habló con ella mucho porque cuando él le puso el tratamiento adecuado, ella se recuperó en un 85%, quiso ver a su hijo, le pidió perdón al muchacho y según Antón, murió sin remordimientos.

70 Años

  Arribo a la década siete siete escalones del aprendizaje siete mares recorridos siete.   Y setenta son muchos, o quizás son tan pocos porq...