jueves, 12 de junio de 2008

La Consentida- continuación

Gracias por los comentarios, ojala no sólo les guste, sino que, ayude en algo a los que aun no han visto claro el importante papel del ser humano. Aquí va la segunda parte.

Todos Nacemos Iguales.

El proceso de engendrar es el mismo para toda la raza humana. El cuerpo humano, sin importar su color, credo o país de origen tiene un cerebro con 100,000 millones de neuronas, aproximadamente 206 huesos y el 7% del peso corporal es sangre; la estructura física varía en tamaño, color de piel o de ojos y pelo, tipo de complexión, pero somos básicamente iguales. Desde el punto de vista científico no hay diferencias que puedan marcar una supremacía por razón alguna. Desde el punto de vista espiritual todos fuimos creados por la Fuente, ya sea que pensemos que somos una creación mental, como que seamos creyentes de la historia bíblica que nos cuenta que el primer hombre fue hecho del polvo de la tierra y recibió el soplo de vida; tanto como si creemos en el Big Bang, en el que la materia primigenia lleno todo el universo.

El solo hecho de nacer, es decir de materializarnos lleva consigo el beneficio de recibir, primero de recibir el don de la vida y después de interactuar con todas las maravillas que la naturaleza nos brinda y eso incluye desde el color de una rosa hasta la emoción de un sentimiento.

Aquí está el bebé, llegó la criatura y en ese milagroso instante del alumbramiento se ha consumado el resumen de un engranaje de leyes naturales; es la culminación de un proceso evolutivo donde la Ley de la Atracción fue la magia que provocó que dos seres humanos se unieran en un acto de copulación que, conllevó a que el sinuoso líquido de esperma recorriera un túnel oscuro y húmedo para encontrarse con aquel óvulo que, habiéndose desprendido de la manada se deja penetrar. La célula resultante de esta fusión entre espermatozoide y óvulo se llama zigoto, esta célula contiene toda la información genética necesaria para la formación del bebé. Por las siguientes 8 semanas se desarrolla el periodo embrionario tras el cual por el transcurso de las siguientes 29 semanas de periodo fetal, el ser humano está a término y listo para que el mundo lo reciba.

El bebe abre los ojos se identifica con mamá y papá por lo que llamamos instinto; extiende la manita, agarra, se lleva las cosas a la boca y el ambiente circundante empieza a influir en los conceptos, creencias e ideas que, irán al paso de los años formando a este individuo.

Lo que hacemos de nuestra vida es el resultado de lo que creemos, lo sepamos o no. No somos seres predestinados, no estamos a merced de dioses vengativos, no depende de alguien más que seamos felices, todos venimos al mundo con las mismas posibilidades de lograr todo cuanto queramos, de ser sanos, prósperos, amados y dichosos; dichosos de ser producto de una creación tan perfecta que, sólo admite los errores que nosotros mismos creamos.


Siempre ha habido quienes han conocido La Verdad, esa que Jesús dijo nos haría libres y la cual a su vez liberaría de toda culpa a Dios, a Buda o a la familia de todos los datos erróneos con los que hemos sido alimentados.

A eso vino Jesús, el más grande avatar, profeta, maestro, el hijo de Dios; si, tan hijo de Dios como usted y yo sólo que, él ya se había colocado a la diestra del Padre porque conocía el Secreto, sabía que la clave de todo era la Fe y vino a enseñar como el ser humano podía elegir su vida, crear su destino.

70 Años

  Arribo a la década siete siete escalones del aprendizaje siete mares recorridos siete.   Y setenta son muchos, o quizás son tan pocos porq...