lunes, 23 de mayo de 2016

AMAPOLAS SIN CONSUELO

       
           En la alborada del atardecer
         sólo sombras vienen a mi encuentro.
         En la tertulia de las mariposas
         levemente se posa
         la violeta renaciente,
         que delicada y suavemente
         ilumina el sendero.

         Los vírgenes capullos
         abren el desenfreno
         del órgano que sin freno
         se diluye en las tinieblas.

         Vaya tarde que llevamos,
         vaya arrullo
         que emprendimos.

         Vibra la sonora fuente
         que fluye entre las simientes.

         Si cuando la tarde nos atrapa
         nos emana el desconsuelo
                 de ser amapolas sin consuelo
         en repique de ansiedad. © Tere Núñez

     
         


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