miércoles, 30 de julio de 2008

Laberinto (continuación)

Tua estaba ensimismada en sus pensamientos, en este muro de añoranza había conocido a Mua, lo primero que había hecho había sido burlarse, trabajaba en el hipódromo, ¿Qué, corres caballos?, pero el santo sentido del humor que compartieron desde aquel primer momento fue el iniciador del proceso del cual nunca mas, al menos ella podría separarse.

-No te vayas a lanzar al mar- una voz desconocida la saco de sus recuerdos, de aquellas entrañables memorias, y al virarse encontró unos ojos azules que como el cielo le sonrieron, era como volver a ver aquella mirada que tanto amó.
-¿Quién piensa en el suicidio en un día tan esplendido?-respondió con su natural coquetería.
-Eso me anima, me llamo Tomas y tú debes llamarte esplendor- respondió- Estaba tratando de retener la brisa del mar para aplacar el calor, y tú ¿Qué haces?
- Yo me estoy despidiendo- respondió escueta.
-Eres de las afortunadas entonces.
-Soy de las atrapadas-contestó Tua y a paso cansado pero grácil comenzó a andar
- Espera, no te vayas- le grito
Ella siguió su camino como si esperase que él la siguiera.
Él la siguió.
Estaba solo a 4 cuadras de su apartamento, caminó despacio, él la alcanzó.
-¿Te puedo acompañar?
-Ya lo estas haciendo.
-Bien, entonces cuéntame, ¿te ganaste el bombo?-pregunto él (así le llaman los cubanos de la isla a la lotería de visas americanas).
-Puede que sea un bombo, en realidad no lo había pensado, pero si estoy segura que no es el que tú te imaginas- respondió ella con cierta ironía.
-Veo que te gusta la intriga.
- Nada de eso, solo que no te conozco y no se por que tendría que contarte mis cosas personales.
- Tienes razón, pero recuerda que algunas veces el mejor escucha es alguien que ni siquiera nos conoce y que en ocasiones resulta mas fácil abrirnos con un extraño que con la propia familia, a fin de cuentas lo que yo opine a ti no te importa.

Sin responder ella cruzo la avenida y él corrió tras ella, entraron en un edificio de 4 pisos, subieron por las escaleras hasta el tercero.
-Buenas tardes Gudelia- saludo ella
- Que tal hija, aquí estoy esperando a que venga Guille, tengo que entregar una costurita, pero yo no bajo y subo esas escaleras ni a matao- respondió la vecina que sin ser una anciana si era una persona de mas de 50 años.-Chica que condena con este elevador, será que no lo piensan arreglar.
- Total Gudelia cuando lo arreglen de todos modos usaremos las escaleras, nadie se quiere ver atrapado en el elevador en un apagón, y como nunca sabemos ni el día, ni la hora- comentó Tua.
- Tienes razón hija, por eso hace tanto que solo veo la calle desde la ventana.

Ella abrió la puerta y lo miró, para él fue una indicación para pasar adelante y entró. El empezó a caminar por la sala mirándolo todo, era una estancia de unos catorce pies cuadrados, amueblada con buen gusto aunque los muebles eran viejos, eran de estilo francés y en su momento debieron ser valiosos, pensó Tomas.
- Siéntate- le indicó ella-sé lo que estas pensando, y sí, era un bonito apartamento, conservo todo tal cual estaba cuando mi padre me lo dejó y ahora cada noche repaso cada pintura famosa, ves aquel cuadro- dijo señalando una pared- es un original de Víctor Manuel, Gitana Tropical.
También tenemos Portocarrero, Amelia Peláez, mis ilustres compañeros de soledad- dijo haciendo un desdeñoso ademán con la mano.
- Tu familia era de dinero, eso se puede apreciar, ¿se fueron o se murieron?
- Las dos cosas, veré si tengo algo que brindarte – dijo caminando hacia la cocina- si, me queda un poco de ron, y es Havana Club- dijo trayendo dos vasos y la botella- Ven, te enseñaré la vista al mar- caminaron hacia el salón que quedaba a continuación de la sala, el dormitorio, era una enorme habitación con un esplendido ventanal desde donde se podía ver el mar en toda su extensión.
- -Que belleza- exclamó él- si que eres una privilegiada, esta vista no tiene precio-comentó.
- - Si que lo tiene, ves esos arrecifes, cada noche rasgan mis entrañas, esas olas, baten mi soledad. ¿Sabes que los arrecifes son un reto al tiempo?, así quise ser yo y perdí- dijo con melancolía.
- -¿Qué es lo que tanto te abate?- preguntó Tomas
- - El tiempo, los años, no quiero hacer cifras, pero han sido años de intensa y frustrada vida, esa vida que hice de mis días y mis días no tienen saldo-su voz fue tan triste que él quiso cambiar el tema.
- -Todos tenemos un terrible temor a no llegar, cada cual tiene su propia meta, y en este país la meta se convirtió desde hace muchos años en la Yuma, irse del país es todo lo que esa gente que ves sentada en el muro del malecón esta pensando; veme a mi, tengo 40 años, y según parece mi peor defecto es ver para creer y en esa me quedé, mi mujer se fue- calló, para el también llegaba el instante de abrir una herida y no quería.
- Sentémonos aquí- le dijo acomodándose ella en uno de los butacones de respaldar alto que tiene situado frente al ventanal, él se acomodó en el otro, entre ambos butacones hay una mesita de centro donde pusieron sus vasos- Me complace mirar al mar en compañía de alguien.
- ¿Vives sola?
- Creí que ya lo sabias, si y además ya casi no recibo visitas, solo Marian, una amiga de los años.
- ¿Desde cuando vives aquí?- pregunta él.
- Desde que me casé por primera vez, cuando aquello hacia muy poco que había dejado de jugar con marionetas, estaba muy enamorada, estábamos debo decir pero, tras la primera tormenta todo acabó y yo decidí no dejar jamás mis noches vacías. Háblame de ti, ¿por qué no te fuiste con tu esposa?
- No estábamos casados, vivimos juntos por 8 años pero nunca nos casamos, creíamos que, bueno yo creía que el amor se acababa con el matrimonio, y cuando ella consiguió un contacto para irse del país, yo empecé con mis dudas y ella me dejó.
- Eso quiere decir que no eres un hombre muy decidido- concluyó Tua.
- Creo que si, que así se puede decir, aunque en realidad es que soy precavido, no me gusta arriesgar, me gusta ir a lo seguro.

Ella se rió, pero se rió a mandíbula batiente.

-No me parece haber dicho un chiste- protestó él.
- No, perdona, no ha sido mi intención – se disculpó ella- lo que pasa es que cuando dijiste eso yo te iba a decir ”a seguro se lo llevaron preso”, ¿nunca has oído ese refrán?
- Claro que lo he oído, y ahora me vas a decir que el que no arriesga ni gana ni pierde- concluyó.
- No, te voy a decir que el que no arriesga siempre pierde.
- Es verdad- dijo Tomas mirando el reloj- me tengo que ir, otro día nos veremos.

Ella le acompañó hasta la puerta.
- Oye, perdona si dije algo ofensivo para ti, pero si no tienes algún compromiso me gustaría que te quedaras.

El la abrazo, ella se dejó.
- Si, eso es lo que quiero- respondió él.
- Pero solo como amigo- aclaró ella.
- Hasta la duda ofende- dijo él sonriendo maliciosamente-si lo dices por el abrazo, lo necesitaba, en serio.
- Lo digo porque estoy harta de que siempre crean que cuando una necesita compañía quiere decir cama. No te conozco, es verdad, pero siento que…- se quedó sin palabras.
- En otra vida estuvimos muy cercanos, quizás esposos, tal ves hermanos, padre e hija, madre e hijo, en fin algo nos comunica-terminó él- A propósito, en esta vida, ¿Cuál es tu nombre?
- Tua.
-

Esa noche comieron lo que encontraron en el refrigerador que no fue mucho y se terminaron lo que quedaba de la botella de ron y Tua le contó como han ido cayendo en su vida los años como caen las estaciones, una tras otra, sucediéndose siempre, devastando almanaques, alimentando edades y arrugas en una piel que solo cuenta 34 años. Como cada amante era una entrega, cada entrega una nueva pasión, como desde los 17 años cuando se divorciara de Tony fue quemando día a día ilusión y temor. Como vivió agitando al propio tiempo, descorriendo cortinas de deseo, vibrando nota a nota la canción.

70 Años

  Arribo a la década siete siete escalones del aprendizaje siete mares recorridos siete.   Y setenta son muchos, o quizás son tan pocos porq...