lunes, 1 de octubre de 2018

COSTA AZUL (PARTE 2)



-        Usted es un gran nadador- decía el señor Lujan.
-        No tiene gracia, es mi profesión- respondió el aludido- este coral es para usted señora Luján, espero que le guste.
-        Muchas gracias, es precioso, ¿vendrá usted esta noche al club?
-        No señora, ustedes están de luna de miel, que la disfruten solos es lo justo. Pero nos veremos mañana, saldremos en el yate, vendrán también los Parna y el doctor Duval- decía Lino despidiéndose. 
                                                                 

-        Hola cuñadita- saludo Pedro
-        Hola Pedro.
-     Supongo que estas van ha ser una felices vacaciones, ¿no?- dijo él irónico.
-        Lo serán, pero no sé por qué empleas ese tonito tan chocante.
-        Ayer vi a tu amor.
-    No quisiera discutir contigo, así es que si vas a empezar- dijo levantándose- me voy.
-        Si, soy tan fatal que se muere mi hermano y todavía te quedas con el doctor Duval.
-        No hables sandeces- dijo ella saliendo de la biblioteca. 

Los días en Costa Azul eran intensamente azules, soleados, con una brisa tropical que invitaba a cualquier cosa menos a pensar o ha calentarse la cabeza  con preocupaciones. No obstante, no todos los veraneantes disfrutaban a plenitud de este hermoso lugar y sus encantos.

-        Roberto, estoy realmente alarmada- decía con verdadera angustia en la voz la señora Solís.
-        Ya lo veo, lo que no veo es el motivo para tu estado de ánimo- respondió Roberto Duval.
-        Mi marido esta extraño, nervioso, irritable. Nuestra relación siento que se resquebraja y no sé el por qué. Por otra parte mi cuñado con sus insidias me pone en una situación difícil. Tengo miedo- declaró.
-        ¿A qué le tienes miedo?
-        Tengo miedo a perder mi matrimonio, a que ocurra...
-        Vamos Luisa, por favor, no seas niña, realmente pensé que ya habrías crecido. Tu marido es un hombre de negocios y los hombres de negocio son siempre neuróticos y tu cuñado es un amargado. Pero todo eso tú lo sabías antes de casarte- ahora cambiando el tono la miró a los ojos- Yo no he dejado de amarte nunca, comprendo que en aquel momento no actué como debía, pero no me resigno a perderte, por eso estoy aquí.
-        Caramba, que linda parejita-decía Pedro interrumpiéndolos.
-        Bueno días Pedro.- respondía Luisa.
-        Si, veo que han de ser muy buenos para ti, despertar y ver a tu-dijo suspirando-¿Cómo debo llamarlo?

Luisa se levantó de la arena, llamó a los niños que jugaban haciendo castillos y se fue para el hotel sin decir palabra y sin seguir oyendo. 


                                                                * 


Otros sin embargo gozaban del mar y liberaban sensibilidades y emociones.
-        Nada como el mar y pasear en un yate, recorrer esta inmensidad-comentaba el señor Llanes.
-        Hay algo todavía superior; penetrarlo-respondía Lino.
-        Pero eso está bueno para su edad joven- dijo Llanes.
-        No lo crea- dijo el arquitecto Lujan- yo por nada del mundo me metería a esas profundidades como lo hace este hombre.
-        ¿Hoy no va a bucear?- preguntó la señora Luján.
-        Si, pero esperaba que alguien me acompañara- respondió Lino.
-        Hágalo, no espere compañía- dijo riendo Luján.
-        Si, acá nos acompañaremos en una partida de jaibol-concluyó Llanes.
-        Cada persona es un mundo- comentó la señora Parna.
-        Es cierto- contestó la señora Luján-y por cierto, no venía también el doctor que les acompaña a ustedes.
-        Si, pero es que los hombres por lo general se apasionan más por las diversiones femeninas, ¿no ve usted a mi marido?- dijo con ironía la señora Parna.
-        No le entiendo- contestó la señora Luján.
-        Si, mi joven amiga- dijo ahora con una velada sonrisa-las damas, me refiero a que mi esposo está jugando a las damas con la señora Llanes.

No hay dudas, entre gente civilizada las cosas suceden con tanta sutileza que, algunos ni por aludidos se dan y en este caso el señor Llanes demostró ser uno de los más civilizados.

                                                          * 


-        ¿Qué haces aquí Tony?-preguntaba Cary al entrar en la sala de juegos.
-       Deja las cortinas corridas-protestó Tony-no ves que la claridad me ciega.
-        Vaya que fue una noche movidita ¿eh?- le comentó Cary.
-        Para ti no sé; para mi fue demasiado movidita-dijo él riendo.
-        Ya veo, ¿es qué no fuiste a tu cuarto?
-    No, en la madrugada me tocó hacer guardia en la sala- contestó burlón.
_  Dime Tony-dijo ella bajando la voz- en tu paseo nocturno, ¿no te encontraste con la gerente?
-        ¿Con la señora Torres?- recalcó él- No, oye, acaso ella; no, no puede ser. Esa no sabe vivir.
-        Pues mira que anoche, ya tarde, la vieron estos ojos subiendo de la playa muy acaramelada; entró por el fondo y el hombre, al que no pude distinguir subió por el frente. ¿Qué te parece?
-        Te lo creo porque eres muy hablantina, pero nunca dices mentiras, en realidad, me parece imposible, ¿Quién será el galán?
-        ¡Ah! No, eso no me atrevo a decirlo, te digo que no pude distinguirlo bien, y puedo estar equivocada.
-        Vamos, no te hagas de rogar, dímelo- le insistió él.
-        Solís- dijo ella con un susurro.

Alina Guzmán regresaba de su carrera mañanera, tenía el rostro encendido, se tendió en la arena, a los pies de la silla en que estaba sentado su padre.
-        Vienes cansada, ¿hasta donde corriste?- le preguntó él.
-        Hasta allá- dijo ella señalando la hilera de Pinos que bordeaban la ensenada- amanecí tan agotada de pensar que, he corrido más de lo acostumbrado, es mi remedio para no pensar papá- le explicó.
-        A tu edad y sin preocupaciones, no entiendo, ¿qué puede hacerte pensar tanto?
-        ¿Será posible que seas tan ciego papá?, ¿es que no te das cuenta de lo que Luisa le está haciendo a Luís?
-        ¿Luisa a Luís?- dijo él extrañado-¿no será al revés?
-        ¿Es que no has visto al doctorcito ese que fue su novio o yo no sé que de ella?
-        Si, lo vi. ayer, pero no veo nada malo en eso, esto es un lugar público.
-        Si, pero es que desde ayer no se separan- replicó ella.
-        ¿No será que Luís la deja demasiado tiempo sola?
-        Papá- protestó ella-¿Cómo es posible que la defiendas?
-        No es defensa hija, sólo que Luís- Guzmán hizo una pausa-en fin, son cosas de matrimonio en las que ni los más íntimos deben intervenir.
-        ¿Insinúas que hay otra mujer?- preguntó ella desconcertada.
-        Hija, ocúpate de tus cosas, ¿quieres?
-        No, no quiero, dime lo que sabes.
-        Esta bien, siempre ganas, pero conste que no sé nada. Sólo me parece incorrecta la amistad de Luís con la señora Torres, sólo es eso.
-        ¡La gerente!- exclamó ella- a eso debe de haberse referido Pedro. Era lo único que me faltaba- protestó. 

                                                                  * 

-        ¿Qué sucede?- preguntaba Carlos a Cary.
-        Pero, ¿no sabes nada?- preguntó ella a su vez.
-        ¿Qué es lo que debo saber?, acabo de llegar- dijo él.
-        ¿Dónde estabas?
-        En la playa, ¿no sabes que todas las mañanas antes de empezar mi turno de trabajo voy al mar a nadar?
-        Si, es cierto; pues imagínate que la señora Solís encontró a su esposo muerto- declaró Cary.
-        ¿Qué?, es una broma tuya, ¿no?- contestó él alarmado.
-        No, no es ninguna broma. El comandante Ruiz viene para acá, prepárate que todos debemos estar en la sala de juego para cuando él llegue.

70 Años

  Arribo a la década siete siete escalones del aprendizaje siete mares recorridos siete.   Y setenta son muchos, o quizás son tan pocos porq...