Cuando Oscar llegó nuevamente al edificio donde vivía José Ignacio, la portera le abordo diciéndole:
-¿No tendrá usted algo que ver con todo esto?
-¿Qué es todo esto?- pregunto a su vez Oscar.
-No se haga el loco, lo de José- respondió ella mirándole inquisitivamente.
-¿Regresó?- preguntó él.
-José está muerto y usted debería ir a ver a la policía, yo les dije que usted era el único que había estado aquí.
*
Oscar fue derecho a la estación de policía y se presentó ante el investigador del caso, se identifico e hizo su declaración, además de documentarse con cierta información que tal vez le pudiera servir de algo.
De regreso a la ciudad Oscar fue derecho para el apartamento de Ibet.
-Traigo noticias- dijo al entrar.
-Yo también tengo noticias, fíjate- dijo ella sin dejarle continuar-que tengo una postal que Andrea le enviase a una de sus ex - sirvientas desde Suiza y esta misma criada me dijo que Michelle y el marido de la Lujan eran amantes y que además ella piensa que mataron a Andrea, ¿tú qué crees?- dijo respirando finalmente.
Aquí cualquier cosa se puede creer, ¿quieres agua?- dijo burlándose- El sacristán ha muerto, es decir de acuerdo con el informe de la policía, lo mataron.
- ¿Qué dices? ¿Lo viste?
- No te digo que lo mataron, a quien si vi. fue a la policía, me interrogaron- ella como siempre no le dejó terminar.
- ¿Y ahora?-
- Ahora sabemos que algo muy gordo hay detrás de todo esto. La policía encontró en el cuarto del sacristán una foto de Tony y varios recibos de depósitos bancarios que datan de muchos años y suman una gran cantidad de dinero. Aquí tengo la dirección- dijo extendiéndole un papel- de la hermana del sacristán. Trata de sacarle algo. íAh! ¿Cómo esta eso de Suiza?
- Si, Andrea le escribió una postal desde allí a una de sus ex sirvientas- respondió ella mostrándole la postal.
- Bien, algo es algo, ¿y lo de la película de misterio?- pregunto él mientras examinaba la postal.
- ¿Qué película?
- Lo del asesinato- aclaró él.
- ¡Ah!, es que ella oyó que discutían fuertemente y que Michelle le gritaba” eso es un delito”.
- ¡Uhm!..... Bien encárgate de lo que te pedí. Yo me voy. Tengo que pensar. Te veo mañana en la oficina- dijo él despidiéndose.
Ibet abrió con su llave la puerta central de la oficina, esta daba paso a una especie de antesala en la que ellos tenían acomodados un sofá y dos butacas pequeñas en frente y una mesa en el centro con alguna revistas, ella al entrar acomodo las revistas y movió los muebles en un maquinal gesto por arreglar la estética del lugar, entonces abrió una segunda puerta que llevaba a su oficina que quedaba justo en el paso entre esa antesala y la oficina de Oscar. Sus ojos no podían creer lo que estaban viendo, todos los muebles estaban destruidos y aquel espacio de 20x20 era un verdadero revolcadero, de inmediato buscó con la vista el teléfono para llamar a la policía y en eso oyó la voz de Oscar.
- Ven aquí- le llamaba.
- ¿Qué pasó?- preguntó ella al ver a Oscar en el piso atado y golpeado.
- Sáfame- le ordenó.
- Pero hijo, ¿qué te han hecho?, ¿Quién fue?, ¿qué buscaban?, ¿pudiste verlos?, ¿a qué horas pasó esto?- preguntaba confundida.
- ¿Quieres callarte?- le grito él a su vez- por amor a Dios tú me aturdes más que los golpes.
- No la cojas conmigo, sólo trato de ayudar- respondió ella ofendida.
- Ya veo.
- ¿Llamo a la policía?- preguntó ella.
- No, antes tenemos que pensar – respondió él- no creo que las cosas mejoren por la intervención de la policía.
- Bueno, como tú digas, déjame curarte, quítate la camisa.
Ella limpió las heridas, ninguna necesitaba sutura, eran más bien moretones, y la sangre que había en su cara provenía de la nariz, parece que al golpearle algunos capilares se rompieron y sangró, eso es todo, lo cual quiere decir de acuerdo a los pensamientos de Oscar que sólo lo querían asustar.
- Cuéntame- le pidió ella una vez había terminado de curarle.
- Yo vine ayer como te había dicho y estuve como unas dos horas aquí, regresé esta mañana muy temprano porque quería llamar al doctor Laurente y también a Suiza, a una compañía que tenia Andrea allí y cuando entré que a propósito estaba la puerta abierta, un salvaje me cayó encima y ya no supe nada más, cuando volví a abrir los ojos, no me podía mover, estaba muy adolororido y además esperándote toda la mañana. ¿Dónde estabas?
- Pues hijo, podías haber gritado- le respondió ella.
- No quiero proclamar esto a los cuatro vientos, dime, ¿fuiste a ver a la hermana de José Ignacio?
- Claro, y me dijo que sí, que Tony es hijo de Andrea, ella misma acompañó a Andrea todo el tiempo de gestación y después fue con Andrea a dejar al niño. Según esta mujer Andrea no lo inscribió nunca, así que no hay papeles que lo comprueben, pero esta señora, que por cierto es una viejita encantadora, dice que esta dispuesta a declarar, por lo que yo voy a redactar ahora mismo un documento con toda la información que ella me suministró, ella lo firma y yo se la notarizo.
- Pues apúrate, no sea que llegues tarde- fue por todo el comentario de él.
- Oye, Oscar, ¿tú crees que mataran a todos los que tienen que ver con esto?- preguntó Ibet algo asustada.
- No hagas tantas preguntas y redacta del documento de inmediato- dijo recalcando la última palabra.
- A sus órdenes- dijo ella con saludo militar- ¿Tú que harás?
- Voy a mi casa a cambiarme de ropa- contestó saliendo.
Ibet ya iba saliendo para la firma del documento cuando sonó el teléfono, era Miriam para contarle que Michelle se había suicidado.
viernes, 30 de julio de 2010
martes, 13 de julio de 2010
ANDREA BIEN MERECE UNA MISA-III
- Como usted diga- contestó está, dejándola nuevamente en la puerta, para regresar de inmediato- Como le dije, no la atenderá. Lo siento.
Ibet caminó derrotada por el jardín en dirección a la verja de entrada.
- Señora- oyó una voz entre los árboles y se acerco para encontrarse con otra joven con uniforme de sirvienta que le dijo- La oí mencionar el nombre de la señora Lujan y quería preguntarle si usted sabe como fue que murió.
La pregunta sobresaltó a Ibet.
- No, ¿lo sabes tú?- preguntó Ibet a su vez.
- Creo saber algo-contestó bajando aún más el tono de su voz.
- ¿Podríamos hablar? – propuso Ibet.
- No aquí, mañana es mi día libre, la veré a las tres de la tarde en Café Travieso- contesto mientras desaparecía entre los árboles.
Esa noche al llegar Ibet a casa de Oscar encontró una nota en la puerta.”Espera llamada”. De manera que se fue a su casa y afortunadamente pudo dormir toda la noche sin ser importunada.
A las tres de la tarde cuando Ibet llegó a Café Travieso ya la esperaba la joven que enseguida le hizo señas desde la mesa.
- Veamos- dijo Ibet al sentarse- ante todo, ¿cuál es tu nombre?.
- Miriam señora.
- Ahora dime Miriam, ¿qué es lo que sabes y por qué me lo quieres contar?
- Mire señora, la señora Andrea siempre fue muy buena conmigo, yo trabajé para ella desde que vine de mi pueblo, pero al irse ella para Suiza, como no se llevó a ninguno de sus sirvientes, yo tuve que venir para casa de la señora Ruane, aquí también son buenísimos conmigo, pero yo quería mucho a la señora Lujan, ella le salvo la vida a mi papá una vez que el estuvo muy grave- respiró profundo, miró para todas partes como asegurándose de que nadie la oyera y entonces dijo- Yo creo que la mataron.
- ¿Qué dices niña?- esto si que Ibet no se lo esperaba.
- Sí, porque hace dos meses el señor Lujan vino a la casa y él y mi señora estuvieron discutiendo, mi señora gritaba.”Te costará caro, eso es un delito”
- Yo creo que tú ves muchas películas de suspenso- comentó Ibet.
- No señora, es cierto, ellos eran amantes y ahora él ha dejado a la señora Ruane y cuando ella le reclamó pelearon muy fuerte- explicaba Miriam, ante el asombro de Ibet.
- Bien Miriam, vamos a suponer que de que fueran amantes es un hecho, que pelearan por el rompimiento, también, pero ¿qué tiene eso que ver con un asesinato? Y además ¿por qué me lo cuentas a mí? – Ibet no entendía, o peor aún sospechaba que algo extraño tramaba esta mujercita.
- Bueno es que usted me dio confianza y creí que también estaba averiguando por lo del asesinato.
- Miriam, yo no estoy averiguando ningún asesinato, mi trabajo es buscar información acerca de Andrea Lujan por un testamento, tu mejor mantente calladita y concrétate en lo que si sabes, por ejemplo, ¿cómo sabes que la señora Lujan estaba en Suiza?
- Porque de allí me envió una postal.
- ¿Me la pudieras mostrar?
- Aquí la tiene- dijo sacándola de su bolso.
- Bien- dijo mientras miraba la postal-¿me la puedes prestar?.
- Bueno, pero dígame usted, ¿qué es eso del testamento?
- OK Miriam, creo que es justo que pidas saber un poco más, el asunto es que un familiar muy cercano de Andrea está buscando datos de ella y de su dinero, ¿satisfecha?
- No, mi señora no tenía parientes- dijo la joven muy convencida, por lo que Ibet sacó la conclusión de que esta no sabía lo del hijo.
- Que tu supieras, pero en fin- dijo mientras guardaba la postal- aquí tienes mi número de teléfono, si te enteras de algo más, por favor llámame.
*
Ibet caminó derrotada por el jardín en dirección a la verja de entrada.
- Señora- oyó una voz entre los árboles y se acerco para encontrarse con otra joven con uniforme de sirvienta que le dijo- La oí mencionar el nombre de la señora Lujan y quería preguntarle si usted sabe como fue que murió.
La pregunta sobresaltó a Ibet.
- No, ¿lo sabes tú?- preguntó Ibet a su vez.
- Creo saber algo-contestó bajando aún más el tono de su voz.
- ¿Podríamos hablar? – propuso Ibet.
- No aquí, mañana es mi día libre, la veré a las tres de la tarde en Café Travieso- contesto mientras desaparecía entre los árboles.
Esa noche al llegar Ibet a casa de Oscar encontró una nota en la puerta.”Espera llamada”. De manera que se fue a su casa y afortunadamente pudo dormir toda la noche sin ser importunada.
A las tres de la tarde cuando Ibet llegó a Café Travieso ya la esperaba la joven que enseguida le hizo señas desde la mesa.
- Veamos- dijo Ibet al sentarse- ante todo, ¿cuál es tu nombre?.
- Miriam señora.
- Ahora dime Miriam, ¿qué es lo que sabes y por qué me lo quieres contar?
- Mire señora, la señora Andrea siempre fue muy buena conmigo, yo trabajé para ella desde que vine de mi pueblo, pero al irse ella para Suiza, como no se llevó a ninguno de sus sirvientes, yo tuve que venir para casa de la señora Ruane, aquí también son buenísimos conmigo, pero yo quería mucho a la señora Lujan, ella le salvo la vida a mi papá una vez que el estuvo muy grave- respiró profundo, miró para todas partes como asegurándose de que nadie la oyera y entonces dijo- Yo creo que la mataron.
- ¿Qué dices niña?- esto si que Ibet no se lo esperaba.
- Sí, porque hace dos meses el señor Lujan vino a la casa y él y mi señora estuvieron discutiendo, mi señora gritaba.”Te costará caro, eso es un delito”
- Yo creo que tú ves muchas películas de suspenso- comentó Ibet.
- No señora, es cierto, ellos eran amantes y ahora él ha dejado a la señora Ruane y cuando ella le reclamó pelearon muy fuerte- explicaba Miriam, ante el asombro de Ibet.
- Bien Miriam, vamos a suponer que de que fueran amantes es un hecho, que pelearan por el rompimiento, también, pero ¿qué tiene eso que ver con un asesinato? Y además ¿por qué me lo cuentas a mí? – Ibet no entendía, o peor aún sospechaba que algo extraño tramaba esta mujercita.
- Bueno es que usted me dio confianza y creí que también estaba averiguando por lo del asesinato.
- Miriam, yo no estoy averiguando ningún asesinato, mi trabajo es buscar información acerca de Andrea Lujan por un testamento, tu mejor mantente calladita y concrétate en lo que si sabes, por ejemplo, ¿cómo sabes que la señora Lujan estaba en Suiza?
- Porque de allí me envió una postal.
- ¿Me la pudieras mostrar?
- Aquí la tiene- dijo sacándola de su bolso.
- Bien- dijo mientras miraba la postal-¿me la puedes prestar?.
- Bueno, pero dígame usted, ¿qué es eso del testamento?
- OK Miriam, creo que es justo que pidas saber un poco más, el asunto es que un familiar muy cercano de Andrea está buscando datos de ella y de su dinero, ¿satisfecha?
- No, mi señora no tenía parientes- dijo la joven muy convencida, por lo que Ibet sacó la conclusión de que esta no sabía lo del hijo.
- Que tu supieras, pero en fin- dijo mientras guardaba la postal- aquí tienes mi número de teléfono, si te enteras de algo más, por favor llámame.
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