miércoles, 26 de agosto de 2009

MY BOY


Hoy voy a dedicar el espacio de mi Blog a una persona a quien no vi nacer por la distancia pero de quien estuve al tanto día a día hasta que a los seis años llegó al exilio. Es alguien que además de merecer todo mi respeto, es mi orgullo.
Llegó, una fierecilla de ojos muy expresivos e inigualables ingeniosidades; intranquilo, impetuoso, bullicioso y cariñoso. Su energía infantil solo cesaba al dormir y eso si no soñaba que jugaba al baseball, o hacía lucha libre porque de ser así, pobre de quien durmiera con él, te apabullaba.

En fin, aquel remolino de dos piernas se convirtió en un hermoso adolescente, con las extravagancias propias de la edad, lleno de contradicciones y preguntas; preguntas de aquellas que te hacen pensar mas que responder, afortunadamente, para los días que vivimos hoy y Gracias a su madre y a Dios, volcó toda la impetuosidad y energía en el amor. Sufría cada desengaño o despedida como un poeta, vivía cada ilusión como un clásico. Estaba lleno de matices, lo mismo cargaba una cuenta de teléfono con múltiples llamadas a otro condado porque allí vivía su Dulcinea del momento que tomaba todo su capital para ofrecerme un hermoso regalo. Desprendido, generoso e indolente, hay que recordar que hablamos de un adolescente.

Y, ¿Por qué dedico esta página hoy a él?, pues porque hace tan solo 2 días My Boy (hoy de 21 años), convertido en un Corporal US Marine, partió hacia Irak y Afganistán. Se lo dedico a él porque me duele que termine de madurar de una forma tan violenta, porque admiro su coraje y valor, porque amo en él su lealtad y firmeza, porque es un hombre HONESTO, en un mundo donde escasea esa cualidad.

Se lo dedico porque con esto ruego a Dios que nos lo devuelva en una pieza.
Bendiciones para ti, Osmel.

70 Años

  Arribo a la década siete siete escalones del aprendizaje siete mares recorridos siete.   Y setenta son muchos, o quizás son tan pocos porq...