jueves, 31 de enero de 2019

A DESTIEMPO



                              
Vamos a caminar
el camino del inconsciente.
Vamos a vislumbrar
la salida del poniente…
eso se llama idilio,
idilio que enloquece.

Eso es lo que ahora tú vives
y yo…
careciendo de ti,
sólo sueño.

Sueño que no despierto
si la maravilla de esta ilusión
me envuelve.

Y así caminamos
entre verdad y ensueño,
para vivir este sueño
donde el alba es el ocaso
el atardecer es la aurora
y tú entre mis brazos
te estremeces ahora. (del libro MUSA© Tere)





viernes, 25 de enero de 2019

DICOTOMÍA DE UN BIPOLAR




A la larga los bipolares terminamos sintiendo lástima de nosotros mismos. ¿Lástima dije?  No, eso no es exacto; más bien tenemos lástima de los que nos rodean y nos aman y nos aguantan. Por nosotros lo que sentimos es algo que yo he dado a llamar: Mea culpa de la no culpa. Y es que siempre muy en el fondo sabemos que por muy funcionales que parezcamos o que nos crean, no lo somos , no al nivel de los demás; a pesar de que somos tan o más inteligentes que el promedio de la población, contamos con una lógica casi aplastante, nuestro cerebro es más activo de lo que al final quisiéramos, las ideas nos atropellan, y la concatenación de los eventos hasta la podemos prever, nos perdemos en una maraña de razonamientos que nos hacen diferentes e incomprendidos; eso sin contar que el entorno casi nunca nos favorece, pero si, somos responsables de no manejar los conflictos de la misma manera que el resto de los mortales, aunque no seamos realmente culpables.
La BIPOLARIDAD es una condición que oscila entre dos polos; el de la euforia y el de la depresión, producto de un desbalance químico a nivel del cerebro. Esto lleva implícito que no podemos controlar algo que, es un desajuste físico que se produce a nivel celular y que resulta en la mayoría de los casos, al menos al comienzo tan sutil como irreconocible y que de hecho como comienza en la pubertad suele achacarse a cambios de la edad. Ya de entrada esta condición crea conflictos en la familia, en la escuela, pero sobre todo dentro de nosotros mismos al no poder manejar, y ni siquiera entender la profunda tristeza que nos inhabilita en ocasiones hasta para las más simples tareas diarias o que nos llena de tanto irrealista optimismo y enorme y desmedida alegría que nos lleva a ser temerarios y actuar con total impunidad y excesivo riesgo. Porque además la manifestación de la etapa depresiva no siempre es llanto o tristeza como se suele pensar, por el contrario, puede también expresarse con una enorme irritabilidad conjuntamente con agresividad y hasta con ira. Mientras que la etapa eufórica nos puede inducir a tomar riesgos en todos los niveles posible y hasta los impensados; por lo que ambos estados en su necesidad de escape o satisfacción arrastran una corriente de turbulencia hacia las drogas, la bebida, la sexualidad desbordada o cualquier extremo que pueda en cierta forma mitigar tanto la depresión como la euforia.
Por lo que después de lo antes dicho vienen los problemas, porque aun para los que funcionamos en un nivel más bajo dentro de esta condición y no terminamos con adicciones peligrosas; somos inadaptados, somos inestables, y en ocasiones somos una bomba de tiempo, un polvorín dispuesto a estallar en cualquier momento. Es en extremo difícil complacer permanentemente a un Bipolar porque sus deseos y necesidades están cambiando constantemente; sus pasiones por una profesión, un hobby, un arte suelen ser muy intensas pero la mayoría de las veces también son efímeras. Así su pasión o devoción por sus afectos les pueden llevar hasta los mayores sacrificios, siempre y cuando no se sientan defraudados o mejor aún traicionados porque a despecho de lo que los demás crean tenemos altos conceptos de valores, sobre todo de los valores humanos y sentimentales.
Y aunque hoy día a la mayoría de los hechos criminales se les están indilgando a modo de justificación que los que los comenten son bipolares, no siempre esto es cierto, de plano niego que dicha condición lleve a quien la padece a ser un criminal; no estoy excluyendo que por consumir algún tipo de droga que exacerbe su agresividad pueda llevar a cabo un asesinato o algún otro acto delictivo, tampoco estoy negando que en una crisis cometa suicidio, pero el verdadero criminal sin escrúpulos, que actúa con premeditación, que es capaz de infligir daño sin el menor remordimiento es el Psicópata, que es una condición severa y altamente peligrosa. El bipolar si es dañino de alguna manera lo es consigo mismo, jamás actúa sin importarle lastimar a otros mientras el psicópata es un ser totalmente indolente a quien más que importarle dañar a otro, le da placer. Ratifico que es totalmente injusto la forma en que se está justificando a algunos asesinos con la bipolaridad. Concluyendo esta comparación y quizás lo más significativo es que la bipolaridad es un trastorno del estado de ánimo, mientras la psicopatía es un trastorno de la personalidad.
El párrafo anterior se sale del verdadero tema y es porque así funciona la mente nuestra en ocasiones, como dije las ideas saltan y eso es falta de concentración, pero también puede ser exceso de una idea que nos persigue, de un tema que no se calla dentro de nuestra mente y eso fue lo anterior.
¿Qué por qué titulé este ensayo Dicotomía? Por eso, porque una dicotomía es blanco y negro y los bipolares la mayor parte del tiempo vivimos así, sin ver los grises y el espectro de colores entre luz y oscuridad es inmenso pero muchas veces se nos escapa.
Dicotomía, proviene de la palabra griega DICHÓTOMOS, que significa “dividido en mitades”. Por lo cual la dicotomía complementa al bipolar o lo representa y si no veamos ejemplos de dicotomía:
- El Ying y el Yang
- Verdad y Lógica
- Números enteros y no enteros
Y un ejemplo más didáctico: Una persona es un ser vivo que puede estar quieto o en movimiento; pero no necesariamente tiene que moverse o estar quieto. La falsa dicotomía representa la conclusión de que una decisión entre dos posibilidades es una necesidad cuando no lo es.
Del mismo modo un bipolar puede estar depresivo o maníaco, aunque no necesariamente tiene que estar en ninguno de los dos polos, mas bien pueden complementarse. Esta es la dicotomía de un bipolar, estar fraccionado en conceptos, complementarse entre sus dos bien definidos polos.

Algunas personas pueden pensar que somos temperamentales o como le dirían en inglés, moody; ahora triste y en diez minutos contento, saludamos hoy y mañana no. Pues no es exacto, pero si inclusivo. Otros creen que, pensamos de una manera y al rato cambiamos de opinión, pues no es así, pero hay un margen de probabilidades de que suceda.
En realidad, esta condición hace que las emociones no estén balanceadas, ni justificadas; es decir que, la tristeza no responde a una causa y la super alegría no tiene motivo. Es la eterna adolescencia de las emociones.
Tambien amamos con desmedida razón, porque hasta el amor tiene sus razones y cuando la decepción arriba, lo cual es sumamente posible, loable y extremadamente fácil; el sistema se quiebra, hay dolor, ira, vacío y todo en grado superlativo.
¿Qué somos malas personas? No, porque ello tiene que ver con dañar a otro con intención. ¿Qué somos buenas personas? Como en todo género, unos si otros no tanto.
Que sí, que es cierto que la tristeza nos puede hacer presa aun cuando todo en nuestras vidas marche bien, cosa que no es muy común para nosotros. Y que sí, también podemos ser hiperbólicamente felices, excitados, exaltados, eufóricos, entusiasmados, a pesar y en contra de cualquier argumento y situación. Del mismo modo, somos leales a nuestros principios y valores, a los afectos, a pesar de los cambios emocionales somos leales hasta que, sentimos que nos traicionan y podemos tomar por traición cualquier desliz. Total, que sentimos con más intensidad que el común mortal.
Y es lógico pensar que existen medicinas para tratar esto pero no nos gusta estar medicados porque nos hace sentir insuficientes y la mayor parte del tiempo creemos que podemos manejar la condición, lo cual no es totalmente falso pues existen disciplinas como el Tai Chi y otras artes marciales, la meditación, los ejercicios de relajación y para algunos hasta las manualidades o las artes que ayudan a controlar los saltos de nuestra mente y nuestro estado de ánimo, pero no son una verdadera solución.
¿Que somos difíciles? ¿Qué las relaciones interpersonales son muy complicadas?
Pues sí y sí. La realidad y la verdad pueden ser dos cosas diferentes.
Finalmente, siempre queremos que nos comprendan, aun sabiendo que eso no es posible y cuando reconocemos esta imposibilidad, al menos deseamos que si no están en nuestros zapatos, no nos juzguen. Nosotros no queremos lastimar a nuestros seres queridos, pero a veces se sale de nuestro control. En nombre de todos los Bipolares, humildemente pido disculpas. Y aquí está la Mea Culpa de la no culpa.

70 Años

  Arribo a la década siete siete escalones del aprendizaje siete mares recorridos siete.   Y setenta son muchos, o quizás son tan pocos porq...