Llegó a la colina y habló con el
viento
¿Quiero saber
sobre el perdón? ¿Cómo puedo perdonar?
El viento susurró
sereno y cálido en su espalda:
“Sé que te agrada
mi voz cuando apacible sopla a tu costado, cuando mi vuelo alivia tu calor.
Pero sé también que me odias, que detestas mi ser, cuando enfurecido te empujo,
cuando con violencia ciego tu vista con mi fuerza. ¿No es todo esto cierto?
-
Si, tienes razón, pero por favor, dime, ¿cómo puedo
perdonar?, ¿Qué es realmente el perdón?
“Deja eso para
después. Piensa ahora que, cuando eso sucede te alejas de mi enojado y entonces
dime ¿qué haces al encontrarme de nuevo a la mañana siguiente?”
-
Te saludo.
“¿Por qué?, si
estabas enfurecido conmigo, si no me querías”
-
Porque ya para ese entonces, lo olvidé.
“¿Por qué lo
olvidaste?”
-
Porque te acepto tal cual eres y sé que no hay mala
intención en tu furia, sólo es parte de tu naturaleza.
“Ya ves, tu mismo
te has respondido como perdonar”.
El ángel caído siguió en su recorrido, buscando,
siempre buscando. De forma inusitada había abierto los ojos esa mañana y se
encontraba solo, no conocía el lugar, y además no recordaba quien era, ni de
donde venía. Su mente sólo tenía
preguntas y
sentía que era urgente encontrar las respuestas, sabía que de esas respuestas
dependía todo. Necesitaba respuestas o enloquecería.
Trataba de pensar
y sólo podía escuchar una voz interna dentro de él que repetía las preguntas,
ahora sabía que era una a la vez. La primera martillante pregunta ya había
quedado resuelta. Ya sabía como perdonar, ahora tenía que llegar al mar, no sabía
donde encontrarlo pero seguía caminando en su búsqueda. Cerró sus agotados ojos
y al abrirlos vio ante sí un inmenso
océano que fuertemente batía con oleaje
huracanado.
-
Por favor, necesito saber el significado del ODIO- dijo él.
-
El odio eres tú- respondió el embravecido mar.
-
No estoy para bromas- aclaró él.
-
El odio eres tú- repitió el mar.
-
Sé que mi vida depende de esta respuesta, por favor,
háblame- pidió él suplicante.
-
Tú eres el odio- grito el mar aun más fuerte.
-
Habla, sé que tienes la respuesta- gritó el ángel lleno
de desesperación.
-
Tú la conoces mejor que yo.- dijo el mar mientras se
acercaba.
-
¿Te crees invencible? Sabes que aunque quiera borrarte no
puedo, pero óyeme bien; si puedo pedir que el sol caliente tanto que te seques,
puedo implorar a los dioses para que te conviertas en sal, porque al final sólo
eso eres.
-
¿Qué sientes por mí?
-
Siento unas profundas ganas de aniquilarte.
-
Ya sé-dijo el mar envolviéndole con una enorme ola, el
ángel se debatía entre la vida y la muerte, agitaba sus brazos tratando de
defenderse. Otra ola lo llevó a la orilla y allí quedó sin fuerzas.
-
El hombre esta a merced de la naturaleza y no puede ni
con él mismo- se alejó la ola riendo.
-
Algún día te venceré- dijo el ángel alejándose de la
orilla.
-
Me amenazas, me temes, quieres hacerme desaparecer, en
otras palabras: Me Odias.
-
Si te odio- gritaba el ángel- Te odio maldito.
-
Me odias porque me temes, y es así con todas y cada una
de las cosas que odias porque el odio no es más que Temor.
El ángel cayó en
un profundo sueño, fruto de la satisfacción de haber encontrado la respuesta
correcta, entonces la voz interna cesó y el ángel pudo descansar.
Se hizo de noche
y la noche despertó al ángel preguntando.
-
¿Tienes miedo?
-
Claro- dijo el ángel espantado al oír la voz que le
llamaba, sentía extraños ruidos y no podía ver ni sus manos.
-
Y, ¿ya sabes qué es el temor?
-
No, pero, ¿cómo sabes tú que necesito averiguarlo?,
además ¿quién eres?
-
La noche, la oscuridad.
-
Si, eso ya lo sé y me asustas.
-
Entonces sabes lo que es el temor, es eso que estas
sintiendo.
-
Si, es desconfiar hasta de mi propia sombra, es no saber
que camino tomar.
-
Bien, pero para eso hay una solución- dicho esto y salió
el sol en el horizonte.
-
¡Qué bien!, esta llegando el amanecer- dijo el ángel
jubiloso.
-
Si, se hace la luz y se va el temor, ¿sabes por qué?
-
Porque nuestros pasos son seguros cuando hay luz.
-
Porque la luz- explicó la claridad- te deja ver la verdad
y la verdad te da confianza y confianza es lo que el amor inspira.
Viento, Mar,
Oscuridad y Claridad, todos a una dijeron:
“Ahora ya sabes
que, el Amor produce la Fé que, es lo opuesto al Temor que, es el que produce
el Odio y que el Perdón, es fruto del Amor.”